Ni perdón, ni olvido: Luisa Fernanda Martínez Borbón

2 de octubre de 2018

Discurso de la estudiante distinguida del noveno semestre del programa educativo de Licenciatura en Derecho, Luisa Fernanda Martínez Borbón, en la Ceremonia de Izamiento de Bandera a Media Asta, conmemorativa al 50 aniversario de la muerte de estudiantes y civiles ocurrida en la  Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco.  2 de octubre de 2018, Explanada Principal de la Unidad Regional Sur.

El día de hoy conmemoramos un acto histórico, y por primera vez se realiza en las universidades públicas un acto oficial de reconocimiento al valor que tuvo el movimiento estudiantil de 1968, para forjar la historia del México Contemporáneo.

El movimiento estudiantil que tuvo lugar en nuestro país, y que inició en el verano de 1968, culminó con un acto de barbarie: El ataque a la manifestación de jóvenes estudiantes que se realizaba en la plaza de las tres culturas, en Tlatelolco.

Nunca se ha sabido con certeza el número de personas que cayeron acribilladas por las balas de los cuerpos de seguridad del Estado, pero pocos o muchos, ese acontecimiento provocó y sigue provocando cambios en nuestro país.

La apertura de espacios democráticos:
– El paso del monopartidismo al pluripartidismo.
– El reconocimiento de la pluralidad y los derechos de la minoría.

El día de hoy, a 50 años de ese triste episodio de la vida nacional, el país entero, y fundamentalmente las Universidades, nosotros los Universitarios rememoramos, aquel movimiento estudiantil, que no fue solo un acto de rebeldía, fue una expresión ante canales de comunicación herméticos ante el disenso social.

Movimiento que inicialmente exigía frente a la represión gubernamental, el cumplimiento de un pliego petitorio que incluía, solo la destitución de los jefes policiacos responsables, la liberación de los estudiantes presos, y la derogación de los artículos del código penal que establecían los delitos de disolución social, y con ello exigir el respeto a las libertades democráticas, en un período en el que, en México, imperaba el autoritarismo presidencial, que no permitía la más mínima crítica política.

La matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968, no fue un episodio aislado, en el contexto internacional y nacional, fue el pulso de una sociedad que procuró abrir espacios, frente a la cerrazón del gobierno.

Conocer la historia, se dice, permite reconocer los pasos andados por los pueblos y sus gobiernos. Hoy la juventud, nosotros los estudiantes, con el mismo espíritu y decisión de aquellos jóvenes del 68, exigimos que el ejercicio gubernamental e institucional proteja los valores supremos de la vida colectiva: igualdad, libertad, democracia, justicia; e igualmente seremos garantes, corresponsables y participantes, en esta ciudadanía activa para buscar consolidar un México de mejores espacios y oportunidades para todos.

Ni los estudiantes de 1968, ni los del halconazo en 1971, ni los 43 jóvenes estudiantes de Ayotzinapa, se olvidan, permanecen en las tintas ensangrentadas de la historia de nuestro país, y que reclaman no ser olvidados, y siguen exigiendo justicia.

¡Ni perdón, ni olvido!