Olivia Paredes
La violencia laboral es problema serio: si la hay, la víctima no rinde como debería porque se estresa y se siente acosada; es por ello que se requiere un protocolo para detectarla y evitarla dentro de las empresas, puntualizó el académico Daniel Javier Gámez Padilla, durante su participación en la Jornada de Inclusión y Equidad de Género 2025.
En su conferencia sobre retos y desafíos ante la violencia laboral, el docente del Departamento de Ciencias Económico Administrativas acentuó que en los espacios de trabajo se suelen ejercer diversos tipos de violencia: física, psicológica, sexual y económica.
“Ahora nos enfocamos en la violencia hacia la mujer, a propósito del Día Internacional de la Mujer, pero mucha gente se pregunta si el hombre también recibirá algún tipo de violencia; por supuesto que sí, también recibe y le afecta la violencia laboral.
“Y la conclusión es que establezcamos un protocolo para detectar y evitar esa violencia que sí se genera en las empresas, y que como víctimas nos afecta en lo social, en lo familiar y lo laboral. La más difícil de detectar es la psicológica, ya que el daño es silencioso a la autoestima”, precisó.
En contraste, dijo que la violencia física es la más fácil de detectar por la visibilidad de golpes, pellizcos y moretones; mientras que la sexual se refiere a la solicitud de favores sexuales a cambio de algún favor en el trabajo; y la económica a la privación intencionada y no justificada de recursos para el bienestar de la mujer o sus dependientes.
“Es por eso que hay que establecer protocolos, pudiera ser un Departamento, donde inmediatamente se atienda cuando alguien sienta que está recibiendo violencia; en la Universidad de Sonora tenemos a Derechos Universitarios, que es una medida que toma la Institución para detectar algo que no debemos dejar pasar”, describió.
Gámez Padilla subrayó que, actualmente, en muchas ocasiones la violencia que sufren las mujeres en su entorno laboral, es realizada por otras mujeres, hecho que se considera muy delicado, pues va en contra de las campañas que se llevan a cabo para erradicar la violencia de género.
“Nosotros establecemos protocolos enfocados a que la mujer no reciba violencia y resulta que entre mujeres también ejercen violencia; entonces cuál sería la medida ahí, pues concientizar, hacer este tipo de pláticas para que haya una conciencia y tratar de evitarla, porque no nomás puedo ser víctima, yo también podría ser una persona que está haciendo esa violencia”, aseveró.
Respecto a la Ley General del Trabajo, explicó que el Artículo 3º señala que el acoso puede darse en dos formas: el hostigamiento, que es el ejercicio del poder en una relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en el ámbito laboral, que se expresa en conductas verbales, físicas o ambas.
“Y el acoso sexual, una forma de violencia que, si bien no existe la subordinación, hay un ejercicio abusivo del poder que conlleva a un estado de indefensión y de riesgo para la víctima, independientemente de que se realice en uno o varios eventos”, indicó.
Como consecuencia, añadió, la víctima presenta cambios en el comportamiento, estrés, depresión, intentos suicidas, aislamiento, deterioro de las relaciones sociales, enfermedades físicas y sociales.
Durante la Jornada, el Departamento de Ciencias Económico Administrativas y la Academia de Contaduría Pública llevaron a cabo la conferencia Reconocimiento y respeto a la inclusión en las poblaciones vulnerables del sur de Sonora, impartida por las docentes e investigadoras Leticia María González Velásquez y María del Rosario Zayas Campas.
Asimismo, el Departamento de Ciencias Sociales realizó el taller Intervención interdisciplinaria ante la violencia en el noviazgo, impartido por la académica del campus Caborca, Libia Yaneli Yánez Peñúñuri.