Olivia Paredes
Después de cursar el séptimo semestre de Ingeniería Civil en la Universidad de Concepción (U de C) en Chile, Ana Julissa Tiznado Valenzuela, estudiante de la Unidad Regional Sur (URS) aseguró que es una experiencia que no cambiaría por nada.
La alumna, quien actualmente cursa el octavo semestre en el campus Navojoa, detalló que formar parte del programa de movilidad estudiantil le ayudó a aclarar las ideas sobre el camino que tomaría respecto a la especialidad que debe escoger.
“La primera impresión al llegar a la U de C es que es gigante, es un monstruo de Universidad, incluso en la misma escuela tienen una cascada además de que en la entrada hay un arco muy hermoso, que tiene unas esculturas muy bonitas; entonces quedé fascinada en cuanto llegué.
“Y en cuanto a las clases, fui muy bien recibida por parte del coordinador de carrera, todo el tiempo apoyándome y mis compañeros también, luego me incluyeron en equipos y grupos de amigos; aunque en la primera clases al inicio fue algo confuso porque el idioma, aunque es latino, pues es diferente, más rápido y con otras palabras”, describió.
Aprovecha para realizar su investigación
Ana Julissa puntualizó que, aunque se le dificultó el idioma durante los primeros días, pronto se adaptó; también, que las clases eran más dinámicas, los académicos demostraban tener pasión en sus materias y el proceso de enseñanza es más autodidacta.
“Las clases eran más dinámicas, todos estaban muy atentos y los profesores son muy buenas con sus materias, las conocen y les gusta, se les nota la pasión de dar las clases; noté que el sistema es diferente, es mas autodidacta, tú te debes arriar solito, no es como que ellos estén detrás de ti diciéndote qué hacer”, enfatizó.
La joven explicó que, a diferencia de las universidades en México, en Chile no se realiza el pase de lista en las clases, pues dejan a criterio de los estudiantes el asistir o no a las aulas; el tiempo, dijo, lo pueden aprovechar para hacer investigación u otras tareas más importantes.
“Por eso digo que es autodidacta. Y lo que más me gustó y me ayudó es la materia de Obras Hidráulicas; antes irme tenía la duda o no sabía qué especiad elegir en Ingeniería Civil, entonces me ayudó muchísimo porque se me aclararon las ideas, me empecé a interesar mucho en la materia y gracias a eso ahora sé que camino tomar en mi especialidad, que es Hidráulica”, subrayó.
Tiznado Valenzuela indicó que también pudo conocer un poco sobre la cultura del país sudamericano y que lo primero que notó es que en Chile las personas son más liberales o bien, de mente abierta.
“Sin duda, este intercambio me ayudó mucho en el desarrollo personal, además del profesional que es lo más importante, pero personalmente me ayudó en el ámbito social, en relacionarme con las personas porque fui sola totalmente, sin conocer a nadie y poco a poco aprendí cómo relacionarme y sobre todo a expresar mis ideas, que es algo que se me dificultaba más.
“También ir a otro país te abre la mente, porque uno lo ve desde donde está como algo imposible o las cosas y personas muy diferentes, pero son como cualquier otra. Conocí personas de Alemania, Francia, España y pensé que hacían todo completamente distinto y la verdad es que no”, acentuó.
Respecto a las dificultades que vivió, Ana Julissa expresó que lo más difícil fue comunicarse y andar por las calles de Concepción, pues en ocasiones no entendía algunas cosas o estuvo en riesgo de ser atropellada al desconocer cómo se utilizan las vialidades.
“Casi me atropellan en varias ocasiones porque lo común es que la prioridad la tiene el peatón, entonces si tú no cruzas la calle, los carros nunca se van a parar y aquí es al revés, uno tiene que esperar a que los carros pasen para poder cruzar. Entonces fue un poco difícil acostumbrarme y ahora que estoy aquí me cruzo como burro sin mecate, acostumbrada a allá”, expuso.
La estudiante del campus Navojoa añadió que durante su estancia en Chile extrañó las tortillas y el picante, además de alimentos como los tacos, mismos que consume en su día a día aquí en Sonora.
“Acostumbrarme a eso también fue difícil, porque no hay nada enchiloso, tampoco hay tortillas, tuve que comer con pan, no existen los tacos y hay uno que otro restaurante de comida mexicana, pero no tiene nada que ver; aún así creo que todo vale la pena, ojalá los muchachos de otros semestres aprovechen el programa de movilidad, que se esfuercen y no bajen su promedio porque es una experiencia inigualable, yo no la cambiaría por nada”, concluyó.