Olivia Paredes
Con una conferencia sobre reparación del daño y proyecto de vida en contextos feminicidas, inició este jueves, 21 de noviembre, el tercer Foro Internacional Reforma Forense: Violencia de género y acceso a la justicia; y la IV Jornada Universitaria para Prevenir y Eliminar la Violencia Contra la Mujer, en el campus Navojoa.
La ponente Karla Valeria Baltazar Torres, investigadora forense, enfatizó actualmente las circunstancias respecto a la violencia contra la mujer y el feminicidio son graves, pues a diario 11 mujeres son asesinadas en México; sin embargo, estas situaciones pueden ser totalmente prevenibles.
“Esto es prevenible porque es cultural; entonces hoy hablamos de cómo podemos entender las afectaciones a la vida, de las personas que sobreviven a las mujeres que han sido asesinadas: sus hijos, sus familiares, su comunidad, sus amigos. Debemos reconocer que todas las personas tenemos retos al momento de navegar por el mundo, de acuerdo con la identidad que habitamos y la expresión que nosotros vamos a tener”, precisó.
La docente explicó que, en casos de violencia feminicida, las personas ven de una manera cómo suceden las cosas, pero no se dan cuenta de que la víctima pudiera estar intentando escapar de esa situación duramente mucho tiempo.
“Las víctimas se quedan con el agresor porque saben que cualquier movimiento brusco provocará al oso; es decir, se quedan porque han desarrollado herramientas a lo largo de los años, que a veces han funcionado para calmar a una pareja enojada: súplicas, ruegos, halagos, promesas, demostraciones públicas de solidaridad.
“Y esto lo vemos con las víctimas cuando están en incidentes de violencia; a algunos de ustedes les ha tocado intervenir en la calle en una situación de conflicto de pareja y es grave, porque ves a la persona asustada y a la otra intimidando, pero cuando te metes, ellas te piden que no te metas. Desde tu perspectiva estás ayudando, pero no estás habitando una posición en donde si alguien se mete, te va a ir peor”, subrayó.
Distintas vertientes
Sobre las medidas de reparación, Baltazar Torres señaló que pueden ser individuales, colectivas, materiales, morales o simbólicas; y van desde la restitución, indemnización, rehabilitación, medidas de satisfacción y garantías de no repetición.
“La restitución es la realización de medidas que buscan el restablecimiento de los derechos y condiciones de las víctimas a la situación en que se encontraban antes de que ocurriera el hecho victimizante, para que puedan retomar o reconstruir su proyecto de vida; mientras que la indemnización, dependiendo del hecho victimizante, las víctimas recibirán una compensación económica por los daños sufridos a título de indemnización administrativa”, indicó.
En cuanto a la rehabilitación, la ponente puntualizó que consiste en la tensión de carácter jurídico, médico, psicológico y social dirigida al restablecimiento de las condiciones físicas y psicológicas de las víctimas; y las medidas de satisfacción se refieren a buscar proporcionar bienestar y contribuir a mitigar el dolor de las víctimas a través del restablecimiento de su dignidad y difusión de la verdad sobre lo sucedido.
“Las garantías de no repetición es cuando el Estado debe implementar una serie de medidas, con el fin de garantizar que no se repitan las violaciones de los derechos humanos, ni las infracciones al derecho internacional humanitario que generaron la victimización”, añadió.
Por su parte, Aurelio Coronado Mares, rector del Instituto de Ciencias Aplicada, desarrolló el tema Niños, niñas y adolescentes en contexto de violencia feminicida; enfocándose en casos asociados a la violencia de género, donde una de las variables es la edad.
“El problema casi siempre es que los adultos nos ponemos de protagonistas en cualquier caso, cuando el niño es la primera víctima; pero también les quiero compartir un problema que es la violencia vicaria, que es básicamente un tipo de violencia en donde se instrumentaliza otra vez a los niños y niñas para poder tener una ventaja estratégica de violencia con respecto a otro.
“En una disputa, esta violencia puede llegar a extremos como asesinar al niño y por eso se ha legislado que es una violencia de género; pero la perspectiva de infancia trata de hacer una investigación sobre los fenómenos de violencia, tomando en cuenta precisamente su perspectiva”, resaltó.
El expositor reiteró que la violencia son afrentas a las necesidades básicas, entre las cuales se encuentran los derechos humanos, como el derecho a la participación y al proyecto de vida; es decir, no solamente estar vivo o durar, sino tener una vida vivible y digna.
“Entonces hay que ver que los niños se tienen que valorar; tienen derecho a la protección, que incluye la protección contra el abuso, la negligencia, la explotación y la violencia, y es fundamental para crear un entorno seguro para los menores. Asimismo, está el derecho a la asistencia, que se refiere a asegurar acceso a servicios básicos como educación, salud y bienestar social.
“Que son esenciales para el apoyo y desarrollo de los menores en condiciones de igualdad. Y también tienen derecho a un sano desarrollo; este derecho abarca aspectos que permiten a los niños y adolescentes desarrollarse de manera integral y armónica, incluyendo el acceso a oportunidades para su desarrollo emocional, físico e intelectual”, concluyó Coronado Mares.