Olivia Paredes
De la producción total de alimentos en el mundo, 18% se desperdician; de éste, 11% corresponde a los hogares, 5% a servicios de comidas y 2% a comercios. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la contingencia sanitaria por covid 19 detonó las pérdidas principalmente por las compras desmedidas de pánico, detalló Lidia Anahí Espinoza Zallas.
La especialista en nutrición química explicó, durante una conferencia impartida en la Unidad Regional Sur (URS) por el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, que antes de marzo de 2019 se perdían el 14% de los productos alimenticios a nivel global, entre la cosecha y la venta minorista.
“A raíz de la pandemia se activaron focos rojos en cuanto a pérdidas, primero por las compras de pánico que fueron realizadas sin un plan y ocasionaron desabasto en supermercados; seguidas del cierre de mercados, tiendas y abarrotes, lo que provocó que los distribuidores de alimentos no tuvieran dónde surtir.
“Se dieron las interrupciones de cadenas de suministros, no hubo choferes ni transporte para que los productos llegaran a su destino; y el cierre de industrias hoteleras y escuelas que tenían almacenes representaron grandes cantidades perdidas. Esto provocó un despertar mundial sobre la necesidad de transformar y reequilibrar la forma en la que se producen y consumen los alimentos”, enfatizó.
Es sumamente importante reducir el desperdicio, destacó, porque también se ‘tiran a la basura’ todos los recursos que se utilizaron para su producción: como el agua, tierra, energía, mano de obra y capital; además de que las pérdidas propician la contaminación que contribuye al cambio climático.
“Todo esto provoca que haya menos disponibilidad de alimentos y si tenemos menos cantidad, los costos suben de manera considerable en los productos; por ello la ONU nos brinda nueve consejos para reducir los desperdicios, empezando por adoptar una dieta más saludable y sostenible”, indicó.
Promover una vida saludable no tiene que resultar costoso o elaborado, pues todo se adapta a las condiciones del presupuesto en cada familia, subrayó Espinoza Zalla; para ello la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) emite un calendario de verduras y frutas de temporada, que permite al usuario adquirir productos a menor precio.
“Un segundo consejo es comprar lo que se necesite. Hay bastantes listas de compras saludables en internet que contienen lentejas, garbanzo, cereales, verduras; y algo muy importante para evitar comprar cosas de más, es ir al supermercado con el estómago satisfecho, pues si vamos con hambre se nos antoja todo y adquirimos cosas no necesarias.
“También debemos elegir frutas y hortalizas feas, porque el que estén maduras no quiere decir que no sirvan; y es importante almacenar los alimentos con sensatez, como pasar los productos más antiguos a la parte delantera de la alacena o el refrigerador, utilizar contenedores herméticos para mantener frescos los alimentos y lo más importante, cuidar la temperatura, porque esto ayudará a que no se pierdan tan rápido”, señaló.
Lidia Anahí Espinoza Zallas expresó que la ONU aconseja mantener limpios los suelos y el agua, ya que algunos desperdicios domésticos son potencialmente peligrosos y no deben terminar en un contenedor de basura: como las pilas, pintura, celulares, medicamentos, productos químicos, fertilizantes, neumáticos o cartuchos de tinta.
“También debemos apoyar a los productores locales; es común ver en las calles, sobre las banquetas, a agricultores que ofrecen frutas y verduras de temporada, y hay que aprovecharlas porque ayuda a que haya menos desperdicio y menos contaminación, ya que se reducen las distancias que recorren en los automóviles o camiones de reparto”, puntualizó.
Asimismo, precisó que un séptimo consejo es valorar las sobras de los alimentos que se preparan, congelándolos para consumirlos más adelante o bien, para utilizarlos como ingredientes en otras comidas.
“Si no se terminó esos alimentos, congélenlos o busquen la manera de crear nuevas comidas o nuevas recetas, lo interesante es que al congelar no pierden nutrientes y pueden durar bastante tiempo siempre y cuando esté todo bien cocido; también se puede hacer uso de los alimentos desperdiciados en la tierra y en lugar de desecharlos, se nutre el suelo o se hace composta con todo lo que sea orgánico.
“Y por último, es importante mantener a flote la población de peces, podemos aprovechar las temporadas de camarón o ciertos peces que abunden más; y de esta manera también apoyamos a las comunidades de la Costa, que nos ofrecen alimentos que se pueden congelar y aprovechar”, concluyó.
Cabe mencionar que la disertación forma parte del Ciclo de conferencias conmemorativas de acontecimientos aprobados y promovidos por las Naciones Unidas, que organiza el Departamento de Ciencias Sociales del campus Navojoa.