Olivia Paredes
Aún cuando las mujeres en la ciencia han avanzado, no es una concesión u obsequio; además, enfrentan los fenómenos de la doble y triple jornada laboral, y aspectos de condiciones como la crianza y cuidado siguen siendo asignados en los roles femeninos, precisó María del Rosario Molina González.
La profesora e investigadora del campus Navojoa, líder del Cuerpo Académico en consolidación de “Dogmática jurídica y proceso educativo. Tendencias actuales”, UNISON-CA-165, señaló que actualmente las dificultades que enfrentan las mujeres para avanzar son mayores.
“Seguimos encontrando diferencias en el acceso a financiamientos de investigaciones, posibilidades de becas de posgrados e incluso en el acceso y reconocimiento del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII); las diferencias se pronuncian en el Nivel III, donde las mujeres representan solo el 24.4% y en el Emérito, que baja al 20.8%.
“Las mujeres enfrentan además los fenómenos de la doble y la triple jornada laboral, y aspectos de condiciones como la crianza y el cuidado siguen siendo asignados en los roles femeninos, tema en México de discusión y análisis para transformar desde la política pública, laboral, legislativa y cultural”, puntualizó.
Corresponsabilidad de todos
La académica del área de Ciencias Jurídicas indicó que la Universidad de Sonora desarrolla una política institucional que recoge la protección de los derechos humanos y el desarrollo de espacios libres de violencia, por una Universidad segura e incluyente; además de que propugna por la paridad en los espacios de representación y en la conformación administrativa en la toma de decisiones.
“Sustancialmente debemos deconstruir la forma en la que seguimos educando y esto incide no sólo en el empoderamiento femenino o las nuevas masculinidades, en crear condiciones para la autonomía y el autocuidado, sino en educar para la igualdad, libertad y respeto de los derechos humanos”, enfatizó.
Molina González, quien actualmente preside la Comisión de Inclusión y Equidad de Género en el campus Navojoa, reiteró que el trabajo para lograr cambios implica una corresponsabilidad de todos, independientemente de la dimensión social en la cual se interactúe o se desarrolle.
“Debemos erradicar el síndrome de la impostora y el efecto Matilda en la ciencia, que termine de una vez con el borrado de mujeres, a partir del autoreconocimiento y reconocimiento de las capacidades y potencialidades femeninas.
“Se requiere también un manejo estadístico que permita apreciar datos diferenciados por género y, a partir de los datos, tomar decisiones en acciones positivas para la paridad, tales como plazas académicas, de investigación, de financiamientos, o el ejemplo: el Poder Judicial Federal y académicas con plazas etiquetadas para el género femenino”, subrayó.
Sobre su trabajo como investigadora, externó que su línea es el garantismo, ciencias penales y victimológicas, donde se interseccionan los temas de derechos humanos, género y justicia; en ella lidera el primer Cuerpo Académico de las Ciencias Jurídicas reconocido a nivel federal en el sur de Sonora.
“Las investigaciones nos han permitido hacer aportes de reformas legislativas que mejoren el sistema jurídico en Sonora; además, a través de nuestras aportaciones, diagnosticar elementos de atención victimológica, acceso a la justicia y derechos humanos de las mujeres y grupos en condición vulnerable, estableciendo redes de investigación académica a nivel nacional e internacional, con docentes de Cuba, Colombia y Bolivia.
“La más reciente investigación está en el tema de violencia vicaria, es un estudio exploratorio de esta modalidad de violencia de género, recientemente incluida en los cuerpos legislativos, tanto desde las codificaciones penales como de las leyes de acceso a las mujeres a una vida libre de violencia”, concluyó.