Olivia Paredes
Conocer los riesgos que existen en el hogar, en las instituciones educativas y en la industria permite a la población estar preparada y contrarrestar lo vulnerable que puede ser ante una emergencia; es importante que la comunidad tenga un plan de protección civil e incluso un comité de ayuda mutua, explico Josefa Rodríguez Márquez durante su participación en la VII Semana de Protección Civil en la Universidad de Sonora.
En la disertación Vulnerabilidad comunitaria frente a emergencias químicas presentada desde la Unidad Regional Sur (URS), la integrante de la empresa Celulosa y Corrugados de Sonora (Cecso), expuso que es importante para las familias reforzar la cultura de protección para identificar las diversas situaciones de riesgo a las que se puede estar expuesto en la vida cotidiana.
“En nuestras casas, por ejemplo, tenemos un riesgo fijo que es el cilindro o tanque de gas, pero también el uso de sustancias como el ácido para limpiar el baño, donde lo último que hacemos es leer las etiquetas; entonces existe y se aplica en otras entidades un plan familiar de protección civil, que nos habla de aspectos importantes de se deben contener, desde una explosión, incendios, lluvias, inundaciones o sismos”, puntualizó.
Para disminuir la vulnerabilidad, indicó que es importante que la población tenga a la mano un directorio de instituciones de apoyo en su municipio, como Cruz Roja, Protección Civil, Bomberos e incluso los hospitales o puntos de emergencia en la comunidad.
“Además, que cada miembro de la familia porte una tarjeta de emergencia con el registro sanguíneo y número telefónico de un familiar; tener los documentos importantes, actas de nacimiento, títulos, cédulas, pasaportes y pólizas de seguro en una carpeta y lugar específico.
“El botiquín y una mochila de emergencias. Hay que estar preparados para subsistir después de un desastre y en esa mochila debemos cargar llaves y un silbato, alimentos enlatados, lámpara, navaja, papel higiénico, agua embotellada, tenerla como tenemos cosas en casa sin ningún uso; las emergencias no avisan, hay que estar preparados y contrarrestar un poco lo vulnerables que podemos ser ante un evento de este tipo”, recalcó.
Rodríguez Márquez precisó que, en el caso de las industrias, éstas deben de analizar los riesgos internos y externos a los que se enfrentan, saber dónde se ubican y qué tipos podrían presentarse: incendios, derrames, explosiones o cualquier otro.
“Esto forma parte de la vulnerabilidad comunitaria ante emergencias químicas, es importante cómo impacta lo que yo hago al interior de mi empresa, cómo manejo o cómo dispongo de lo que tengo; esos riesgos que tengo en el interior de mi proceso, cómo pudieran impactar en una comunidad o sociedad.
“Y también tengo que identificar los riesgos externos, porque de nada sirve saber que internamente tenga ciertos riesgos o como voy a manejar un siniestro o emergencia, si no sé qué hay en mi perímetro, qué hay fuera de mi instalación; en este caso los riesgos externos están en lo que colinda en las instalaciones de la empresa y si puedo identificarlos, refuerzo mi plan de prevención de accidentes”, indicó.
Ante una emergencia química, explicó, las industrias o empresas deben contar con un inventario y mantenimiento de equipos de servicio de emergencia de acuerdo al riesgo; por ejemplo, en caso de incendio, saber cuántos extintores, hidrantes y cañones hay, y si cuentan con una red fija de hidrantes o solamente con extintores portátiles.
“También un inventario de primeros auxilios, tengo que saber dónde está el botiquín, qué productos tengo, eso es muy importante; y se puede crear un comité local de ayuda mutua, es una herramienta que puede servir a nivel comunidad”, añadió.
Por su parte, la académica Lucía Armida Corral Sotomayor explicó que existen distintos tipos de riesgos como físicos, químicos, biológicos, ergonómicos, ambientales y mecánicos; en el caso de las universidades, es común el riesgo químico, ya que se puede presentar en cualquier tarea o práctica donde se manipulen sustancias químicas.
“En el campus Navojoa hay un edificio de alto riesgo, que es donde se encuentran los laboratorios de Química; por semestre se preparan aproximadamente 4000 sustancias químicas para la realización de prácticas y se generan aproximadamente 135 residuos.
“Para reducir los riesgos causados por sustancias químicas contamos con programas de seguridad en los laboratorios, que son de vital importancia ya que nos guían o indican que antes de realizar cualquier trabajo es muy importante analizar los riesgos a los cuales vamos a enfrentarnos con la manipulación de las sustancias, no solamente en el transcurso, sino desde que inicia la práctica hasta que la terminamos”, señaló.
Respecto a las medidas que debe tomar cualquier integrante de la comunidad universitaria, enlistó el limitar el acceso al personal ajeno al laboratorio, la iluminación y ventilación adecuada, normas como prohibición de fumar, ingerir alimentos, además del equipo que está permitido según la necesidad de cada laboratorio.
“También que equipo de seguridad requiere cada laboratorio, contamos con campanas, extintores, regaderas, lava ojos; y sobre todo informar a la comunidad universitaria qué equipo de protección es el adecuado para ingresar a este lugar de práctica.
“La mejor herramienta que tienen para evitar cualquier riesgo a una sustancia química, es el conocimiento. Porque es muy importante conocer la naturaleza de la sustancia, las pruebas de laboratorio, tienen que ir preparados con su equipo de protección personal y conocimiento adecuado”, subrayó.
Corral Sotomayor expresó que para disminuir el riesgo de algún acontecimiento que dañe a los estudiantes, se les informa sobre las propiedades de los materiales que utilizarán, cómo manejarlos y de qué manera actuar en caso de algún suceso como derrames.
“El acontecimiento más frecuente que pudiera pasar en laboratorio son los derrames, y la prevención y respuesta oportuna es lo mejor. Debemos conocer los protocolos que debemos seguir, la ubicación de los gabinetes de seguridad, el equipo de protección y saberlo utilizar.
“Cuando ocurre un derrame, vamos a eliminar el material según el procedimiento indicado en el manejo de residuos peligrosos. Vamos a elaborar un reporte y vamos a realizar las acciones correctivas, preventivas y de mejora. Volvemos a insistir en lo mismo, el conocimiento es de vital importancia, debemos estar familiarizados con el tipo de sustancias que manejamos, dónde están almacenadas, si están correctamente, dónde es más factible que ocurra un suceso de riesgo”, concluyó.