Olivia Paredes
La Lengua de Señas Mexicana (LSM) surge de la necesidad comunicativa como parte del proceso de socialización humana; la motivación más frecuente para que una persona oyente la aprenda, es querer comunicarse con un familiar sordo, explicó Luis Alberto Soto Alcántar, académico del Departamento de Letras y Lingüística de la Universidad de Sonora.
En el Día Internacional de las Lenguas de Señas, que de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se celebra el 23 de septiembre, el docente detalló que la lengua de señas nació en Francia alrededor del año 1800, posteriormente avanzó a Brasil y llegó a México durante el periodo de Benito Juárez, quien fundó la Escuela Nacional de Sordomudos.
“Aprender la LSM significa difundirla entre las personas oyentes; de esta manera, las personas sordas van a tener más oportunidades de comunicación y de socialización, y con ello se impulsa también la inclusión social, educativa y laboral de las personas sordas.
“Por otra parte, aprender la LSM tiene muchos beneficios cognitivos para las personas que somos oyentes; por ejemplo, se estimulan áreas del cerebro que no se estimulan cuando una persona aprende una lengua oral; también exige a nuestra capacidad de visualizar y sobre todo la capacidad de poner atención”, describió.
El coordinador académico de los cursos de Lengua de Señas Mexicana en la Unison enfatizó que una persona oyente puede aprender la lengua con la única necesidad de comunicarse de manera cotidiana con personas sordas, como sus familiares.
“A las personas que entran a los cursos se les pregunta cuál es la motivación que los lleva a aprender LSM; ahí tenemos un rango amplísimo, pero hay una que es precisamente aprender para comunicarse con un familiar sordo, sea papá, mamá, hermanos o hijos.
“Aunque una motivación o canal de comunicación es aprender la lengua de señas para utilizarla cotidianamente, también está aprenderla como instrumento laboral, como los profesores que enseñan a niños sordos o personal de empresas que quieren comunicarse con sus trabajadores”, ejemplificó.
Actualmente son las formas lingüísticas inclusivas las que han llamado la atención de la población, subrayó Soto Alcántar; sin embargo, la inclusión es algo mucho más amplio, por lo que es importante diferenciar las llamadas <em>formas inclusivas</em>.
“Muchas personas usan la cuestión de sustituir los morfemas masculino y femenino por una letra “e”; estas son formas lingüísticas que las personas usan debido a su sentir, a su sensibilidad y entonces es muy importante que esta sensibilidad se tome en cuenta, que se muestre respeto y también se tome en cuenta que la forma del habla es una cuestión de derechos”, dijo.
Por otra parte, además de lingüística, ejemplificó, “está aprender la Lengua de Señas Mexicana y socializar con personas sordas”, esto entraña otros procesos más complejos como facilitarles un ámbito de socialización a las personas sordas, ya sea entre ellas mismas, o entre sordos y oyentes.
“También entraña la inclusión educativa: permitirle y adecuarles ámbitos educativos en las carreras u oficios donde quieran desarrollarse; y también incluye la inclusión laboral: propiciar ámbitos laborales dignos con base en sus conocimientos y habilidades, con sueldos dignos y sobre todo con contratos de ley”, acentuó.
Respecto a la enseñanza de la LSM, el académico puntualizó que es deseable que un niño la aprenda desde el primer nivel educativo, es decir, desde preescolar y se mantenga esta enseñanza en los niveles más avanzados.
“Es una situación donde lo más óptimo es que aprendieran desde el primer nivel educativo, pero hay que tener en cuenta las condiciones educativas del país, aunque creo firmemente que existen muchos profesores y administradores de la educación muy comprometidos; todo es cuestión de hacer un modelo educativo que propicie que los niños adquieran la lengua de señas desde sus edades más tempranas”, reiteró.
Luis Alberto Soto Alcántar indicó que durante casi nueve años trabajando en el proyecto de Atención a la Comunidad Sorda, ha visto que las convocatorias son atendidas de manera masiva.
“En estos últimos semestres estuve revisando las inscripciones y me he dado cuenta que han entrado personas de los diferentes niveles de Gobierno y ahora han entrado muchas personas que forman parte de empresas privadas; esto quiere decir que se dieron cuenta que hay que entrarle a la verdadera inclusión, que es lo que hacemos en la universidad, estamos impulsando la verdadera inclusión”, manifestó.
La mejor manera de apoyar la inclusión es aprendiendo la Lengua de Señas Mexicana, la cual le pertenece y es el medio de comunicación de la comunidad sorda, resaltó; pero la comunidad oyente puede coadyuvar reconociendo la diversidad lingüística que se necesita para hacer cumplir los derechos y exigencias de las personas sordas.
“Felicito a la Unidad Regional Sur de la Universidad de Sonora y al vicerrector, Jesús Alfredo Rosas Rodríguez, por darle cabida y señalar la importancia del Día Internacional de las Lenguas de Señas; actualmente la ONU reconoce 300 lenguas en el mundo”, concluyó.